Él es grande por su nivel en el cual puede equilibrar las líneas izquierda y derecha, la mente y los sentidos, y ponerlos juntos en la línea media, unificándolas en el otorgamiento.
Por lo tanto, hay dos estados en el trabajo espiritual: el amor y el temor, que se unen en él. Amor significa que la persona descubre una oportunidad para adherirse al superior y, en consecuencia, para entender y sentir las formas de actuar del Creador, todas ellas. ¡La clave es entender!
Y antes de eso, la persona trabaja, elevándose por encima de sus sentimientos y trabajando con la mente, alcanzando al mismo tiempo la mente del superior. De esta manera él mantiene en movimiento a lo largo de dos líneas, como si estuviera caminando sobre dos piernas.
En nuestro mundo, la mente y los sentimientos están siempre en conflicto y nos obligan a cometer errores. Sin embargo, en el mundo espiritual, nos ayudan y se unen por una meta, y por lo tanto uno se vuelve perfecto.
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