¿Así que cómo nos desarrollamos mientras establecemos el camino correcto para el mundo al mismo tiempo? La ley general de nuestro trabajo es que hay una sola fuerza llamada la “Luz” o el “Creador” que gobierna e influye al mundo. Esta fuerza determina y controla todo. Para mezclarnos e integrarnos conscientemente en esta operación, debemos desear que esta acelere nuestro desarrollo. Sin este deseo, nos desarrollará de acuerdo con el programa original por medio de los poderosos estímulos negativos que mueven a las masas.
Es por eso que todo nuestro trabajo se resume en exigir un desarrollo acelerado y en mantenernos por delante de los fenómenos negativos del programa original de la naturaleza. Para este fin, debemos entender que estamos ante una sola fuerza que nos influye. Y debemos obligarla a ejercer una influencia más rápida, y más efectiva, para “tirar” literalmente de ella en la dirección correcta.
Es como un niño que tira del brazo de su madre. Si lo hace en la dirección incorrecta, nada obtendrá de eso, ellos no irán al cine si necesitan ir al jardín infantil, sólo porque él así lo quiere. Similarmente, debemos aspirar siempre en la dirección correcta. Deseando ubicar esta fuerza única, la única fuerza en la existencia. Queremos estudiarla, aprender cómo opera y hacia dónde apunta.
Y es por eso que exigimos que esta fuerza se revele, ya que entonces sus acciones se volverán claras para nosotros. Sabiendo todo esto, le exigimos que acelere el ritmo de nuestro desarrollo. Cada vez que “tiramos” de ella en la dirección correcta, es como llevar a nuestra madre en dirección al jardín infantil con un deseo y una aspiración incluso más fuertes que el suyo.
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