Hay una parte de la humanidad que recibe el despertar espiritual, el grupo, (Bnei Baruj). Estas personas están obligadas a llevar a cabo la corrección en su interior, para adquirir la fuerza de la garantía mutua, y en virtud de esa fuerza, comenzar a otorgar a todos los demás.
Además, tienen que observar la ley que se describe en el versículo: “Tú serás un reino de sacerdotes para Mí”. Dicho de otra manera, esto habla del estado de Jafetz Jesed: Los sacerdotes no tienen bienes propios. Al igual que Bina, ellos aspiran solamente a otorgar. Esta es la cualidad que debemos adquirir.
En cuanto a la cualidad de “nación santa”, esto es ya un deseo de recibir que usamos y elevamos al nivel de santidad. Por lo tanto, adquiere una intención por el bien del otorgamiento y alcanza la adhesión.
Esta unión, ésta fuerza, o este estado tiene que reinar en el grupo. No hay otras posibilidades aquí. Estamos hablando de las leyes de la naturaleza. Si no queremos llevarlo a cabo por el buen camino, seremos obligados a hacerlo de mala manera, a través de sufrimientos. No hay compromisos aquí, sino un programa que se realiza con un solo parámetro de libre elección: Tú puedes acelerar tu desarrollo antes que seas obligado a ello por una fuerza especial y sistemática.
En cada fase, esta fuerza obligatoria desciende a nosotros y comienza a avanzarnos hacia adelante. Sin embargo, podemos avanzar más rápido que ella, y en ese caso se llega a la meta por el camino bueno y rápido, sin golpes por detrás.
Por lo tanto, tenemos dos posibilidades para elegir los medios de progreso. Sin embargo, el avance en sí es inmutable, porque en el estado final, el programa de desarrollo ya se ha realizado en su totalidad. Las dos fases de esta toma de conciencia son “reino de sacerdotes” y “una nación santa”. Ellos demandan de nosotros el alcance del otorgamiento mutuo, el amor al prójimo como a ti mismo, y por lo tanto, adhesión con la Luz Superior, con el Creador.
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