En realidad no hay
nada además del deseo. La cabeza es el mismo deseo de recibir, que en el mundo
de Ein Sof (Infinito) no tuvo una mente, que no tenía una cabeza. Sólo
fue un deseo de recibir.
Pero más tarde este
deseo decide que quiere corresponderle al Anfitrión, al Creador y con el fin de
hacer aquello, debe tener una cabeza. ¡De hecho, nosotros no necesitamos nada
aparte de una cabeza!
Nosotros repetimos
las mismas acciones que tomaron lugar durante la expansión de los mundos, de los
Partzufim, de las Sefirot y de las almas de arriba hacia
abajo. Ahora tenemos que repetirlas en el orden opuesto, desde abajo hacia
arriba, esta vez por nosotros mismos. Entonces resulta que nuestra mente, la
cabeza, constantemente crece.
La cabeza crece un
poco y luego yo puedo hacer algo más con esta, crece otro poco más y puedo
hacer algo más. De esta manera yo crezco en la escalera espiritual, y mi cabeza
crece constantemente como un cono, hasta que se vuelve equivalente al mundo del
Ein Sof. Quiere decir que ahora yo tengo pensamientos y decisiones que
abarcan todos mis deseos, un entendimiento y alcance de todas las
acciones.
La acción en sí
misma permanece igual. Yo hago una réplica de todo lo que tomó lugar durante el
descenso de arriba hacia abajo y la repito de abajo hacia
arriba. Pero precedo todo por mi propio cálculo, por medio del alcance. Por lo
tanto el ascenso de la escalera es llamado los niveles de alcance, la escalera
del alcance.
Ahora nosotros
estamos en lo más bajo de esta escalera y detrás de nosotros está toda la humanidad lista para ascender. Lo único que necesitamos para
aquello es incrementar nuestra mente, la “cabeza” y empezar a trabajar con la
“cabeza espiritual”. Por esta razón, el conocimiento que precede todas las
acciones es muy importante.
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