Hace alrededor de dos mil quinientos años, el rey
David escribió en los Salmos: “Le Maan ajai vereai”. Esto significa,
“por el bien de mis amigos, te pido a Ti, y por el bien de toda Tu creación”
(esta es llamada el “hogar del Creador”, porque Él la llena posteriormente). Por
el bien de Tu hogar, te pido que Tú la reúnas toda, porque Tu hogar debe
albergar a todas las naciones del mundo, como se nos dice, “porque mi casa será
llamada casa de oración para todas las naciones”.
Nosotros buscamos las palabras con las que cuales
dirigirnos hacia el Creador. Sin embargo, en realidad, debemos recibir estas
palabras desde Arriba. La Luz debe enseñarnos su lenguaje, el cual es llamado
“El lenguaje sagrado” que está basado en el atributo de otorgamiento y amor,
contrario a nuestras percepciones y sus expresiones actuales. Así que, en
realidad, nuestra petición comienza con la petición por la corrección, una
súplica por el cambio.
En nuestro movimiento hacia el Creador, es muy
importante encontrar y sentir la reciprocidad. No existe Creador sin la
creación, y no hay creación sin Creador. El Creador es lo que está formándose
dentro de nosotros, el atributo de otorgamiento, que se manifiesta entre
nosotros. Es un campo que se percibe en alguna materia que somos nosotros. Por
esa razón, sólo habiendo preparado la “base” correcta, un lugar, empezamos a
manifestar, a revelar y a percibir lo que llamaremos el “Creador”. Nosotros
estamos hablando sólo de la percepción de Él dentro de nosotros. Es por eso que
el Creador es llamado “Boré” en hebreo, de las palabras “Bo” y
“Reh”, que significa “ven” y “mira”.
El hombre debe controlar su aspiración hacia el
Creador. Si esta es correcta, entonces el hombre siente la aspiración del
Creador hacia él. La reciprocidad está siempre allí, si esa intención es
correcta, la Luz
comienza a manifestarse inmediatamente en él. A veces sucede todo lo contrario,
cuando el Creador nos corrige, demostrándonos que no estamos aspirando
correctamente hacia Él, que es necesario hacerlo desde un punto más profundo en
el corazón. Pero nosotros siempre debemos aspirar a sentir la reciprocidad.
Cualquier plegaria, cualquier aproximación
correcta, si queremos que sea en la cualidad de otorgamiento, debe comenzar
necesariamente con gratitud. De lo contrario, es simplemente una súplica
egoísta. Incluso si estamos pensando en recibir de Él la oración, o incluso si
hubiéramos querido acercarnos a Él por el bien de nuestros amigos,
independientemente de que esta súplica sea correcta, debe comenzar con gratitud.
Sólo entonces, según la altura de esta gratitud puede uno pedir y entonces esta
petición estará dirigida posteriormente hacia la ampliación del otorgamiento. A
menudo me preguntan, “¿Qué hacer si no puedo encontrar nada dentro de mí por lo
cual estar agradecido?” Ya que por regla general, en el estado en que el hombre
quiere pedir actualmente, se siente mal y pesado.
Tú debes comparte con los demás y ver que eres
especial, que has sido elegido por el Creador. Ves lo que está sucediendo con el
resto de personas a las que Él no les ha dado la pequeña percepción de sí
mismas, llamada el punto en el corazón.
Es simplemente un punto porque nosotros aun no
sentimos dentro de éste algo diferente, sino que entendemos solamente que
pertenece al superior. Es por eso que éste nos dirige hacia alguna parte que
está más delante. Si se ampliará, entonces, la percepción, la realización y la
revelación se formarían en su interior. Por ahora es sólo un punto, pero nos
lleva hacia adelante. Mientras que para las personas que no lo tienen, por
desgracia, es mucho peor.
Esto significa que aquí el agradecimiento es
posible. No el agradecimiento egoísta por el hecho de que el Creador me haya
hecho especial, sino por el hecho de que por este medio, Él me encomienda que
piense en los demás. Él mismo se encuentra dentro de Su atributo de otorgamiento
y no puede acercarse a las criaturas, porque entonces simplemente ellas
quedarían “atadas” a Él, estarían atadas a la Luz, al placer y no serían
capaces de pasar al atributo de otorgamiento. Es por ello que, a personas como
nosotros, Él nos da la posibilidad de acercarnos a los demás y explicarles
gradualmente a ellos acerca del contacto con la Fuerza superior.
Sin embargo, sin importar lo que pueda ocurrir,
para nosotros es muy difícil ir hacia adelante, aunque sabemos que todo proviene
del Creador y todo es corregido por el Creador, por la Luz. Sin embargo, nuestro
acercamiento a Él debe ser formulado por nosotros, pero también se hace bajo la
influencia de nuestra súplica a Él. Eso es llamado una oración, o la preparación
para una oración: “Danos la posibilidad de dirigirnos correctamente y pedir
correctamente. Danos la posibilidad de no pedir por nosotros mismos tanto como
sea posible, de sentir los demás, a fin de pedir en nombre de ellos”.
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