Este es un punto muy
importante en el cual se nos dio el libre albedrío. Sólo cuando la persona pierde sus poderes y no
ve cómo hacer algo, cuando ella siente la desesperación o simplemente debilidad,
cuando pierde su motivación y su esperanza en el futuro, de repente siente que
no puede moverse por sí misma. No hay fuerza de voluntad que puede tirar de ella
hacia la meta o al menos alguna pequeño pinchazo que la impulse desde
atrás y la obligue a moverse.
Este es un estado de
muerte tal, que aparece el libre albedrío para avanzar por las propias fuerzas,
no por medio de fuerza extrañas, ya sean negativas o positivas, sino al buscar
las fuerzas para avanzar por sí mismo. La persona no debería buscar estos
poderes dentro de ella, sino más bien empezar a trabajar con el entorno
y por medio de las fuerzas de éste, subir hacia el Creador.
Sin embargo, la
persona debe ser muy sensible a esto para discernir en tales estados
miserablemente grises, la apertura momentánea de la Luz en la que puede entrar y
llevar a cabo su acción.
De repente aparece,
dentro de la multitud de deseos, una abertura para la Luz, en la que la persona
puede penetrar y que ella utilizar con el fin de irrumpir. Uno debe esperar
constantemente ese momento en el estado más exánime, en el que la persona se
siente impotente y ha perdido todo el gusto por la
espiritualidad. Incluso en ese estado es posible ser sensible.
Cuando uno siente la
desesperación o la indiferencia, aun así tiene que mantener su aguda percepción
esperando con expectación que dentro de este estado sea capaz de saltar hacia el
exterior. Es como si hubiera una pared sólida ante ti y de repente ves una
pequeña grieta, tú penetras dentro de esta y desde allí descubres la salida. Es
allí, en este estado oscuro que tú encuentras cómo alcanzar el llenado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario